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Los 5 desafíos diarios para las personas con movilidad reducida

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Los 5 desafíos diarios para las personas con movilidad reducida

A diario, las personas con movilidad reducida (PMR) deben luchar por vivir en una realidad cotidiana llena de barreras de accesibilidad

En el día a día, las personas que tienen movilidad reducida por un tipo de discapacidad se encuentran con situaciones que rompen con su normalidad. En los entornos falta una adaptación real que tenga en cuenta sus necesidades.

En el Diario de la disCapacidad las mencionan, según testigos presentados por Rehatrans. En Amputats Sant Jordi, recogemos estos datos para poner de manifiesto una información, que es necesaria y que da voz y fuerza a quien debe afrontarse injustamente a situaciones de inaccesibilidad y otras complejidades en su día a día.

A continuación, exponemos estos 5 desafíos que protagonizan la cotidianidad de las personas con movilidad reducida: la falta de entornos accesibles, la obstaculización en lo que respecta al acceso a diversidad de servicios cotidianos, la existencia de limitaciones en el transporte público y privado, la repercusión de todos estos muros de inaccesibilidad: el aislamiento social y la gran discriminación que recae en las personas que lo sufren, además del requisito de asistencia, dependiendo de cada caso.

Falta de entornos accesibles

En los entornos públicos se necesita más presencia de rampas, baños adaptados, ascensores, señalización en buen estado y coherente, además de personal de asistencia. Los espacios pueden ser tanto abiertos como cerrados, por tanto, también se incluyen edificios residenciales, comercios, centros comerciales, entre otros.

Limitación de la accesibilidad a servicios cotidianos

Los servicios cotidianos pueden incluir actividades como ir a realizar la compra, en la peluquería o en un centro de estudios. Para las personas con movilidad reducida, principalmente cuando en los espacios no existe una adaptación accesible, pueden suponer grandes esfuerzos, debido a las limitaciones que se les presentan al acceder a ellos.

Transporte público y privado limitado

En el transporte es inexorable una adaptación a las necesidades físicas o psíquicas de los viajeros. En el caso del transporte público; autobuses, metros, taxis, ambulancias o aviones, deberían disponer de rampas, plataformas, sistemas de anclajes para sillas de ruedas, cinturones de seguridad y pulsadores adaptados, interfonos en casos de emergencia, señalizaciones interiores y exteriores, entre otros. Respecto al transporte propio, debido al elevado coste económico, en muchos casos los usuarios deben contar con ayudas para la adquisición de estas adaptaciones.

Como avanzan en el Diario de la disCapacidad, "en el caso de los taxis, por ejemplo, el Real Decreto 1544/2007, indica que el 5% de las licencias de taxi de los municipios deben ser adaptadas, pero la realidad es que hoy en día existen muchas localidades no lo cumplen”.

Aislamiento social y discriminación

Desgraciadamente, estas limitaciones crean que las personas con movilidad reducida se aíslen, porque no pueden acceder con facilidad a los espacios cotidianos, de socialización y de ocio. Los sitios deben estar adaptados con el objetivo de que convivamos en una normalidad cómoda y no-discriminatoria para todos. Hay que erradicar la desacertada idea de que "las personas con discapacidad son personas con poca productividad".

Requisito de asistencia

Cada persona con movilidad reducida vive una situación única. En algunos casos es necesario que exista una asistencia y acompañamiento permanente para la persona. El problema es que no todas las personas que lo necesitan tienen acceso, por una cuestión económica.

Y, pese a que, en diversidad de casos, existe la presencia de la familia, es necesario reforzar la conciencia institucional, ya que no siempre los familiares son personas capacitadas para ofrecer estas ayudas, ni pueden invertir el tiempo que deberían dedicarle.

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